Argentina: muere una persona cada 7 minutos por enfermedades del corazón

VIERNES, 29 de septiembre 2017.- En el Día Mundial del Corazón especialistas alertaron que “es muy alto el número de personas con síntomas de infarto que no llegan a recibir atención médica o que cuando llegan ya es tarde”. Seis consejos para un corazón saludable.

Cada 29 de septiembre se conmemora en más de 100 países el Día Mundial del Corazón. Bajo el lema “Valorá tu vida, cuidá tu corazón”, este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Federación Mundial del Corazón (World Heart Federation -WHF) presentaron la iniciativa 25×25, que propone reducir un 25% la mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares para el año 2025.

Es que las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo, más que el cáncer, las enfermedades respiratorias y la diabetes. Alrededor de 17 millones de personas mueren al año por esta razón, lo que representa un tercio de la población mundial, concentrada, sobre todo, en los países de menores ingresos.

En la Argentina, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, la mortalidad por enfermedades del corazón (que comprende las enfermedades hipertensivas, las isquémicas del corazón, la insuficiencia cardíaca y las restantes patologías cardíacas) provocaron la muerte de 71.893 argentinos en 2015, lo que representa una persona cada siete minutos.

“Cuando hablamos de la mortalidad por enfermedades coronarias no estamos tomando las enfermedades cerebrovasculares, cuya principal manifestación es el ataque cerebral o stroke, sin embargo, el corazón es responsable del 22,9% del total de muertes por causa definida, contra el 20,9% de todos los tipos de cáncer y el 17,9 de las enfermedades respiratorias”, subrayó el médico cardioangiólogo intervencionista Alejandro Cherro, presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI).

Particularmente, se estima que se producen cada año unos 50 mil infartos, que son responsables del fallecimiento de 17.1301 personas, aunque la cifra real podría ser aún mayor, ya que un alto porcentaje de las personas no son registradas debido a que muchas mueren antes de llegar a recibir atención médica. Por lo que desde el CACI instan a seguir tomando conciencia sobre la importancia de la prevención -a partir del control de los factores de riesgo-, y de trabajar para actuar en forma inmediata ante la presencia de los primeros síntomas de un evento coronario.

“Todavía es muy alto el número de personas con síntomas de infarto que no llegan a recibir atención médica o que cuando llegan ya es tarde. Debemos tener en cuenta que cuanto antes el paciente reciba un procedimiento para restablecer el flujo sanguíneo en la arteria obstruida, idealmente mediante la realización de una angioplastia o cuando no se disponga de una sala de hemodinamia, la aplicación de fármacos antitrombóticos hasta tanto se pueda hacer la angioplastia, mucho mejores serán las chances de sobrevida y la calidad de vida posterior de esa persona”, manifestó el Aníbal Damonte, cardioangiólogo intervencionista vicepresidente del CACI.

Entre los principales síntomas que podrían estar indicando la presencia de un dolor de origen cardíaco, los especialistas destacan el dolor en el pecho generalmente de tipo opresivo (descripto como una pata de elefante en el pecho), sensación de desasosiego y de muerte inminente, algunas veces sudoración, mareos e hipotensión en el caso de una oclusión total del vaso coronario que desencadena un infarto agudo de miocardio.

Generalmente en cuadros menos graves el dolor coronario aparece al efectuar alguna actividad física y se alivia con el reposo. Pero también puede surgir como resultado de emociones intensas, estrés, calor o frío extremos y luego de una comida en la que la ingesta haya sido absolutamente desmedida.

Incrementa las probabilidades de padecer un evento coronario la presencia de alguno de los factores de riesgo. Entre ellos están aquellos que no se pueden modificar, como la genética (medida en los antecedentes familiares), la edad y el género (el riesgo aumenta con la edad y es mayor en los varones). “Mientras que entre los factores modificables los más importantes son la hipertensión arterial, la diabetes, el tabaquismo, la hipercolesterolemia (colesterol elevado), el sedentarismo, la obesidad y el estrés”, destacó Cherro.

Y completó: “Es importante llevar una vida sana, visitar con cierta periodicidad al médico y controlar estos factores de riesgo en forma periódica. Está demostrado que poseer elevados 2 o más factores de riesgo multiplica las chances de padecer un episodio coronario”.

Tampoco las mujeres están exentas de la enfermedad coronaria: según el mismo reporte de la autoridad sanitaria, mueren por esta causa seis veces más mujeres que por cáncer de mama (36.483 versus 5.970), y en gran parte se debe a la falta de conciencia y de sospecha, tanto en la población como en el propio cuerpo médico, sobre la enfermedad coronaria femenina. “La mujer consulta menos, lo hace con los síntomas más avanzados, y muchas veces la atención médica subestima el cuadro y no actúa con la celeridad que correspondería”, concluyó Damonte.

Algunos hábitos y costumbres que contribuyen a tener un corazón saludable:

1. Moderar el consumo de alcohol. Al excederse, aumenta la presión arterial, riesgo de accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco).

2. Por otro lado, practicar actividad física regularmente por lo menos tres veces por semana durante 30 minutos fortalece el corazón o bien períodos cortos de ejercicio físico que juntos sumen 30 minutos por día.

3. Si bien la hipertensión arterial no da ningún síntoma es importante detectarla y tratarla porque se relaciona con enfermedades cardíacas potencialmente graves como insuficiencia cardíaca y el infarto de miocardio. Por eso, es aconsejable controlar periódicamente su presión arterial.

4. Controlar las emociones. El estrés es uno de los causantes de enfermedades cardiovasculares, ya que el corazón se acelera y aumenta la presión arterial. Cuando esto sucede, el corazón necesita más oxígeno.

5. Tener una alimentación completa y equilibrada es esencial para la prevención. Los hábitos sanos para el corazón incluyen limitar el consumo diario de sal. Una dieta a base de frutas, verduras, cereales, carnes magras y pescado ayudará, a su vez, a mantener un peso adecuado a la estatura.

6. Por último, a partir de los 40 años es recomendable la realización de revisiones médicas de forma periódica. Esto es especialmente importante en personas con factores de riesgo como son antecedentes familiares de enfermedad cardíaca.

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