DOMINGO, 14 de junio de 2020.– Existe un informe sobre la participación de la URSS en el conflicto del Atlántico Sur de 1982 escrito por Sergio Santana, licenciado en Ciencias Aeronáuticas, investigador del Centro de Estudios de Sociedad, Seguridad y Ciudadanía NESC-UNISUL y autor de libros sobre espionaje, vigilancia y aeronaves de reconocimiento.
El autor afirma que Leopoldo Galtieri (1926-2003) recibió una oferta soviética de defensa en forma de, nada más y nada menos, interceptores que habrían tenido su base en el continente argentino, desde donde se pretendía que despegaran en alertas de defensa aérea o en patrullas contra los cazas British Aerospace Harrier GR.3 de la Real Fuerza Aérea y los Sea Harrier FRS.1 de la Marina Real británica. Otra de sus misiones habría sido la de neutralizar a los bombarderos Avro Vulcan B.Mk2 que realizaron misiones de supresión de la defensa aérea argentina.
El investigador asegura, aludiendo a información obtenida a través de supuestos contactos personales con expilotos de la Fuerza Aérea soviética, que entre los modelos de aviones evaluados para llevar a cabo tales misiones, se encontraban los Mikoián Gurévich MiG-21, MiG-23, MiG-25 y Túpolev Tu-128.
Tu-128 para las Malvinas
Dado que el Túpolev-128 tenía mayor alcance y autonomía de vuelo que los otros interceptores considerados, se optó por elegir este modelo para defender las fronteras aéreas argentinas.
El Tu-28 era un interceptor puro, y su misión principal era interceptar, combatir y derribar a los bombarderos de la OTAN, como el B-52, en los lugares más lejanos de la URSS, desde la frontera con Noruega hasta la frontera con Japón, por la gran extensión territorial del Estado soviético y no era el mejor avión para el combate aéreo con otros aviones caza más pequeños.
Su armamento consistía en cuatro misiles aire-aire de gran tamaño Bisnovat R-4 (AA-5 Ash), generalmente dos R-4R con guía semiradar y dos R-4T infrarrojos, estando instalados los primeros en las sujeciones externas de las alas y los segundos en las internas, muy cerca del fuselaje central.
Fin de un sueño
Sin embargo, un análisis más profundo finalmente desalentó el envío de este aparato a Argentina: la insuficiente anchura de las pistas de aterrizaje de las bases aéreas del país latinoamericano y el hecho de que (incluso después de haber retirado su sección posterior) el enorme Tu-128no pudiera ser acomodado en el compartimiento de carga del buque, desalentaron a los promotores de la operación.
Además, sostiene Santana, “es innegable que, contrariamente al discreto apoyo que se había prestado hasta entonces, la acción directa de las fuerzas soviéticas podría dar lugar a la entrada de las fuerzas estadounidenses e incluso de la OTAN en el teatro de operaciones, lo que provocaría una escalada del conflicto hasta alcanzar proporciones globales y, muy probablemente, el uso de armas nucleares”.
La aviación militar Argentina sufrió serias pérdidas y, aunque el país estuvo cerca de obtener la victoria, no pudo ser.
Fuente: Russia Beyond
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