VIERNES, 13 de mayo 2025.-
El ingeniero Fabián Boyeras a cargo de la Experimental Tierra del Fuego del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), manifestó su preocupación ante los posibles recortes y modificaciones que el Gobierno nacional estaría por implementar en el organismo. En una entrevista, alertó sobre las consecuencias de un decreto que, según se espera, podría ser oficializado en las próximas horas y que cambiaría la composición del consejo directivo del INTA.

“Lo que preocupa es que el Poder Ejecutivo pasaría a tener mayoría en el Consejo Directivo del INTA. Esto significa que el instituto queda a merced de los vaivenes políticos del gobierno de turno”, advirtió Boyeras.

Según explicó, el INTA ha sido históricamente un organismo con una gobernanza participativa, en la que actores del agro, la academia y las provincias tienen un rol protagónico. “Es un modelo que ha garantizado políticas de largo plazo, más allá de los cambios de gobierno. Si ese modelo se rompe, se rompe también la capacidad del Estado para pensar el desarrollo rural más allá de una gestión”, agregó.

Un modelo en riesgo
El temor de los trabajadores y referentes del organismo es que se esté avanzando hacia una “cuasi intervención”, con el desmantelamiento progresivo de estructuras técnicas y una reducción drástica del personal.

Boyeras explicó que ya se implementaron cambios organizativos que afectan la dinámica interna del INTA. Algunas direcciones que dependían de áreas técnicas ahora responden directamente a la presidencia del organismo. “Esto altera el funcionamiento y debilita la institucionalidad. Hay un destrato con las regiones, como la nuestra, que históricamente han sostenido el trabajo en territorio”, expresó.

En Tierra del Fuego, el INTA cuenta con 20 trabajadores, de los cuales cinco están contratados y tres próximos a jubilarse. Además, los retiros voluntarios han provocado la pérdida de técnicos altamente capacitados cuya formación requirió años de inversión estatal. “Y esas vacantes no se reponen. No hay reemplazos”, lamentó.

Incertidumbre en el territorio
La sede fueguina del INTA atraviesa un proceso de transformación desde 2023, cuando se conformó la Estación Experimental, que incorporó por primera vez el componente de investigación a nivel local. Sin embargo, este proceso quedó truncado por la incertidumbre actual.

“Queríamos desarrollar laboratorios, evaluar con actores locales la necesidad de un campo experimental. Pero hoy todo eso está en pausa. Algunos campos del INTA en otras provincias ya se vendieron. También edificios. Es muy difícil proyectar así”, remarcó Bolleras.

Además de la posible reducción de 1.500 trabajadores a nivel nacional, otro eje crítico es el cuestionamiento al sistema de extensión, considerado una de las piezas clave del trabajo del INTA. Este sistema permite el vínculo directo con los productores rurales y la aplicación territorial de los desarrollos tecnológicos generados por el organismo.

“Si el INTA no está en territorio para acompañar la producción de frutas, frambuesas, ajos o berries, ¿quién lo va a hacer? ¿El sector privado, la provincia? Hoy el INTA es un motor del desarrollo rural en todo el país. Y todo eso está bajo amenaza”.

Apoyo social y rechazo provincial
Boyleras destacó que, frente a esta situación, la respuesta social y política en Tierra del Fuego ha sido de acompañamiento. La Legislatura provincial se pronunció en contra de los cambios estructurales y la Asociación Rural presentó una nota al presidente del INTA, Nicolás Bronzovich, en defensa del actual sistema de gobernanza.

A pesar del panorama, desde la sede fueguina mantienen firme el compromiso con el trabajo en territorio. “La mejor manera de defendernos es seguir generando oportunidades, seguir con los proyectos. Porque si nos detenemos, entramos en una espiral descendente”, concluyó.

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