LUNES, 30 de junio de 2025.- Desde el 13 de junio, la NASA lleva adelante una misión poco común en el remoto atolón de Kwajalein, en el Pacífico. El objetivo: estudiar un fenómeno invisible que altera las comunicaciones aéreas y de defensa global.

La operación se llama SEED (Sporadic-E ElectroDynamics) y apunta a observar y entender las capas esporádicas-E, formaciones de iones altamente concentrados que aparecen de forma irregular entre los 60 y 1.000 kilómetros de altura.

Estas capas interfieren con las señales de radio, provocan errores en las frecuencias utilizadas por aviones, torres de control y sistemas de navegación. “Algunas se ven como nubes esponjosas en los radares. Otras cubren todo el cielo”, explicó Aroh Barjatya, físico e investigador principal de la misión.

No se ven a simple vista, pero su impacto es concreto. Las formaciones alteran trayectorias, distorsionan señales y generan ruidos imprevistos en sistemas que dependen de la precisión absoluta.

La NASA eligió el atolón de Kwajalein por su ubicación estratégica cerca del ecuador, zona donde estas capas ionizadas se intensifican. El archipiélago tiene pasado militar y fue punto clave durante la Segunda Guerra Mundial.

Hasta ahora, el fenómeno solo se había estudiado en latitudes medias. Con SEED, los científicos buscan entender su comportamiento en regiones tropicales, donde los efectos podrían ser más intensos.

El operativo durará tres semanas e incluye el uso de sondas, radares especiales y globos de gran altitud. Los datos recolectados permitirán ajustar sistemas de navegación y mejorar la seguridad aérea y marítima.

“Las capas esporádicas aparecen sin aviso y cambian de forma rápida. Queremos entender qué las genera y cómo anticiparlas”, detalló Barjatya.

Aunque el impacto inmediato no es visible para el público, la operación preocupa a técnicos y especialistas en defensa, ya que cualquier distorsión en las comunicaciones puede tener efectos críticos.

La misión también despertó curiosidad en la comunidad científica internacional, que sigue los avances desde múltiples observatorios distribuidos en el hemisferio sur.

Mientras tanto, la NASA mantiene un bajo perfil mediático sobre el operativo, que se enmarca dentro de un plan más amplio para mejorar la comprensión de la atmósfera superior terrestre.

La operación SEED no busca alarmar, pero sí advertir: hay fenómenos que no vemos, pero nos atraviesan todos los días.

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