LUNES 5 de mayo de 2025.- Investigadores del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) y la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM) realizaron un importante avance en la lucha contra la enfermedad de Chagas. En un estudio publicado en la revista Frontiers in Microbiology, demostraron que un medicamento ya existente, utilizado actualmente para tratar ciertos tipos de cáncer, podría servir también para combatir al parásito que causa esta enfermedad.
El medicamento en cuestión es sorafenib, que ya cuenta con la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos. Los científicos descubrieron que este fármaco puede eliminar al parásito Trypanosoma cruzi en estudios realizados en células de laboratorio.
El equipo identificó una proteína fundamental para la vida del parásito, llamada TcSR62. Esta proteína le permite al Trypanosoma cruzi sobrevivir, multiplicarse e infectar al cuerpo humano. A través de análisis computacionales y pruebas en laboratorio, comprobaron que sorafenib logra bloquear esta proteína, eliminando así al parásito en sus distintas formas.
Gabriela Levy, investigadora del CONICET y líder del trabajo, explicó que el descubrimiento no solo identifica un blanco terapéutico prometedor, sino que también demuestra que ya existen medicamentos disponibles que podrían reutilizarse para tratar el Chagas, en especial en su etapa más difícil: la fase crónica.
¿QUÉ ES LA ENFERMEDAD DE CHAGAS?
La enfermedad de Chagas es una infección causada por el parásito protozoario Trypanosoma cruzi. No obstante, más allá del agente patógeno, representa un problema complejo de salud pública vinculado con las enfermedades tropicales desatendidas y condicionadas por determinantes sociales. Un diagnóstico incorrecto o demorado, junto con la falta de tratamiento adecuado, puede convertir esta infección en una amenaza mortal.
Se calcula que entre 6 y 7 millones de personas en el mundo están infectadas por Trypanosoma cruzi , lo que resulta en alrededor de 12.000 muertes anuales. Aunque se ha extendido a nivel mundial, su incidencia principal se da en 21 países de América Latina, donde su transmisión está estrechamente relacionada con la presencia de vectores. Actualmente, unas 75 millones de personas se consideran en riesgo de contagio.
El nombre de la enfermedad proviene del médico brasileño Carlos Chagas, quien identificó por primera vez un caso humano el 14 de abril de 1909. En conmemoración, esa fecha se celebra como el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas.
Originalmente, esta enfermedad se limitaba a zonas rurales de América Latina. Sin embargo, con el aumento de la migración y la urbanización, hoy se han detectado casos en 44 países de diversas regiones, incluyendo América del Norte, Europa y algunos territorios de África, el Pacífico Occidental y el Mediterráneo Oriental.
CÓMO SE TRANSMITE
En América Latina, la vía principal de transmisión es a través del contacto con excreciones infectadas (heces u orina) de insectos triatominos, que habitan en estructuras precarias y se alimentan de sangre durante la noche. El parásito entra al organismo al frotarse la piel cerca de la picadura, permitiendo su ingreso por mucosas o heridas.
Además, T. cruzi puede transmitirse mediante:
Consumo de alimentos contaminados con heces de triatominos o reservorios animales como las zarigüeyas.
Transmisión vertical (de madre a hijo durante el embarazo o el parto).
Transfusiones de sangre y trasplantes de órganos.
Accidentes en laboratorios.
Cuando hay síntomas, suelen ser generales, como fiebre, inflamación de ganglios, dolores musculares o dificultad respiratoria
Cuando hay síntomas, suelen ser generales, como fiebre, inflamación de ganglios, dolores musculares o dificultad respiratoria
Salud Savia
SÍNTOMAS
La enfermedad presenta dos fases. En la fase aguda (primeros dos meses), muchas personas no presentan síntomas, aunque el parásito circula activamente en la sangre. Cuando hay síntomas, suelen ser generales, como fiebre, inflamación de ganglios, dolores musculares o dificultad respiratoria. En algunos casos, aparece un signo característico: inflamación de un párpado o una lesión cutánea.
Si no se trata, la enfermedad progresa a una fase crónica. Allí, el parásito se esconde en tejidos del corazón y del aparato digestivo. Décadas después, hasta un 30 % de los infectados pueden desarrollar enfermedades cardíacas graves, y un 10 % manifestar problemas digestivos o neurológicos. La muerte súbita por arritmias o insuficiencia cardíaca es una posible consecuencia.
TRATAMIENTO DISPONIBLE
Los medicamentos benznidazol y nifurtimox son efectivos contra T. cruzi, especialmente si se administran en la fase aguda o en casos de transmisión congénita. A medida que avanza el tiempo desde la infección, la eficacia disminuye y aumentan los efectos adversos, sobre todo en adultos mayores.
El tratamiento es recomendado para adultos asintomáticos para prevenir la progresión, aunque debe evaluarse caso por caso debido a la duración del tratamiento (hasta dos meses) y la frecuencia de efectos secundarios. Estos fármacos están contraindicados en embarazadas y en personas con enfermedades hepáticas, renales, neurológicas o psiquiátricas. El seguimiento médico a largo plazo es esencial, especialmente para tratar las complicaciones cardíacas o digestivas que puedan surgir.
PREVENCIÓN Y CONTROL
Según la OMS, las medidas recomendadas varían según la región e incluyen:
Campañas de información, educación y comunicación con enfoque de «Una sola salud».
Fumigación con insecticidas de acción prolongada.
Mejoras estructurales en viviendas para evitar la presencia de vectores.
Prácticas higiénicas en la preparación y manejo de alimentos.
Tamizaje en donaciones de sangre y órganos.
Acceso temprano a diagnóstico y tratamiento.
Control neonatal en hijos de madres con diagnóstico positivo.
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