Descontrol en la Reserva Costa Atlántica de Aves Playeras, ausencia total del Estado

MARTES, 5 de febrero de 2019.- El clima caluroso de los últimos días, hizo que la gente se volcara a las playas y a la zona rural. Esto visibilizó el grado de descontrol que reina en la Reserva Costa Atlántica, con cuatriciclos y motos convirtiendo  a las playas y a los nidales de las aves  playeras en una pista al estilo del rally Dakkar.

Mugre y basura por todos lados, vidrios de botellas de cerveza y otras bebidas alcohólicas tiradas por doquier.  En los pastizales donde anidan las aves playeras, pañales, toallas femeninas, preservativos descartados, escombros, hierros retorcidos, colchones, y todo tipo de desechos, espectáculo lamentable para la  Reserva Hemisférica Aves Playeras del Hemisferio Occidental, como se denomina oficialmente.

Otro espectáculo lamentable que irritaba a más de uno, los irresponsables que se  paseaban con perros sin lazo y sin bozal, que a los ladridos  se abalanzaban sobre niños y niñas amenazando con morderlos.

A los ladridos, y al rugir de cuatriciclos y motos, se sumaban los pisteros que con sus parlantes y su música a todo volumen, aturdían y crispaban los nervios que quienes buscaban  un momento de tranquilidad en la reserva natural.

Pero esto no debe sorprender a nadie, ya que es habitual ver como los perros sin lazo y sin bozal, ganan el espacio de las familias en los pocos espacios verdes, y ciclovías,  defecando y amenazando con morder a la gente.

Ni que decir, de los pisteros que dos por tres, terminan volcando y dando tumbos sobre las ciclovías.

La gente que opta por aprovechar las ciclovías, debe sortear la materia fecal de los perros, evitar que lo muerdan, y cruzar los dedos para que no termine aplastada por los pisteros que, lejos del control de los inspectores de tránsito y de la policía,  con total impunidad convierten la Avenida Hérores de Malvinas en una pista de carreras.

Pareciera que el Estado está más preocupado en controlar a la gente decente, que en ponerle límites a los que, abusando de su libertad, ponen en riesgo y molestan a los vecinos que quieren vivir seguros y tranquilos.

Pero esto no termina con esta radiografía del comportamiento social, ya que precisamente el componente social cree que poniendo cartelería con dibujitos de aves playeras  o juntando tapitas de gaseosas, salvamos el mundo.

Para el resto, que creen que lavan sus culpas con juntando tapitas de gaseosas o donando ropa vieja, rota y mugrienta a nuestros hermanos inundados, les decimos bienvenidos al mundo real, aquí nomás, en nuestra costa atlántica un grupete de políticos corruptos encumbrados en el poder, adueñados del negocio de la extracción y comercialización  de áridos, continúan destruyendo  la costa y alterando el ecosistema  de la zona norte de la isla de Tierra del Fuego.

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