SÁBADO, 31 de mayo 2025.- Una situación desesperante vivieron hace unos días protectoras y una familia adoptante tras la descompensación de una cachorra de apenas 50 días. Con síntomas como vómitos, diarrea, respiración agitada y un fuerte decaimiento, intentaron sin éxito contactar a algún veterinario durante la madrugada y la pequeña falleció.
El caso expuso nuevamente una cruda realidad: en Río Grande no hay una guardia veterinaria activa, real y permanente. Si bien existen algunos profesionales que declaran hacer «guardias», lo cierto es que dependen de su disponibilidad, muchas veces no atienden y, en la mayoría de los casos, ni siquiera responden.
“Hay que quedarse toda la madrugada agonizando con ellos, sin poder hacer nada más que esperar a que amanezca, con ellos al lado, rogando que aguanten. Y muchas veces no lo logran”, lamentaron desde la protectora .
En una ciudad que se define como «mascotera», y en una comunidad con profundo amor por los animales, la ausencia de un sistema de atención de urgencia es, cuanto menos, preocupante. Las pocas horas que un animal debe soportar sin atención pueden ser decisivas entre la vida y la muerte.
Por eso, desde distintos sectores protectores y vecinos exigen con urgencia se cumpla con la ordenanza 4552 que fue aprobada por el Concejo Deliberante de Río Grande y que establece la indicación de crear un “Sistema de Guardias Veterinarias con turnos rotativos”, «Esto no es un capricho. Es una necesidad urgente», porque los animales también se enferman, sufren y mueren. Y no se merecen esta soledad, expresaron.
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