En la ciudad de Ushuaia, capital de Malvinas, conmemoramos este 26 de abril el trigesimo quinto aniversario del nacimiento de la Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, momento en que fue sancionada en el Congreso de la Nación la ley 23.775, dejando en el pasado al último territorio nacional de la República Argentina y otorgando al Pueblo fueguino el goce en plenitud de los derechos políticos.

Luego, regla del parasito que medra con el esfuerzo ajeno, los advenedizos que estuvieron en contra de ese hito patriótico bajo el slogan más vale territorio rico que provincia pobre, de manera aviesa pretendieron montarse y apoderarse ilícitamente de aquella gesta histórica.
Son esos conservadores los que tergiversan la verdadera historia, ocultando esta fecha revolucionaria, y reemplazándola por el momento de la sancion de la Constitución Provincial. Nada más arbitrario y amañado ya que no pudo haber constitución (1° de junio de 1991) si antes no hubo provincia grande (26 de abril de 1990).

A pesar de la insidia de los jinetes de la farsa, el sol no puede taparse con la mano.

Somos la provincia argentina invadida por el Reino Unido de Gran Bretaña, situación colonial anacrónica que nos estruja el alma porque lesiona gravemente la soberania nacional argentina y la autonomia de nuestra provincia. Insumisos sufrimos la Patria lacerada, pero con coraje y patriotismo queremos revertir ese grave insulto al honor nacional, porque se trata de la usurpación sobre la mayor parte de nuestro territorio provincial insular y marítimo, conducta imperial execrable que prepotente se lleva puesto el derecho a la integridad territorial (Pacto de derechos civiles y políticos ONU).

Es extraño a nuestro sentir y pensar caer en la actitud pusilánime de los que se rindieron, insultando de ese modo a los tauras argentinos que lucharon con honor en el campo de combate, los que quedaron ocupando física y espiritualmente las islas irredentas y los que regresaron y aun combaten con su testimonio imperecedero. La misma ONU, ha dicho que el resultado de la batalla del Atlántico Sur, no ha modificado la naturaleza colonial de la disputa sobre las Islas Malvinas (Res. 37/9) y por eso resistimos, convencidos que para triunfar y vencer al imperio explotador, es indispensable volver nuestra mirada a la politica soberana de Juan Peron.

La República Argentina reclama una revolución en Paz porque sin la liberación de las tenazas politicas, economicas y financieras que la oprimen, no hay posibilidad de resistencia frente al enemigo poderoso que- ante la indolencia de los gobiernos que alternan el poder en esta falsa democracia, expanden la invasión mediante actos unilaterales consumados que la ONU desaprueba (31/49), en un conflicto grave que debemos afrontar con coraje, si no queremos ser esclavos de nuestros enemigos.

Desde el mojón histórico de la Provincia Grande, queremos retomar el concpeto político de la Patria bicontinental, que tiene a la Isla grande de Tierra del Fuego como centro geográfico de la Nación Argentina desde la Quiaca hasta el Polo Sur y desde la cordillera de los Andes hacia el oriente de las Islas del Atlántico Sur en el talud continental y desde donde se extiende en proyección antártica el mar argentino.

Desempolvando ese proyecto geopolítico paradigmático que fuera abandonado hace medio siglo, podremos mantener viva la llama de la esperanza para invertir el credito productivo argentino hacia el desarrollo planificado de esta porcion fundamental de toda la extension de la Patria, por los inagotables recursos naturales que encierra y por su formidable importancia geopolítica para la Nación argentina, aquí donde se encuentra la cuenca del Atlantico Sur, el continente blanco y el paso interoceanico del Mar de Hoces.

Reivindicamos la ley Torres porque fue precisamente Martin Torres, el Diputado Nacional fueguino que presentó en el año 1984 ante el Parlamento nacional el proyecto de Provincia grande, momento desde el cual junto a un puñado de patriotas justicialistas, tuvo que defenderlo contra viento y marea frente a los embates de la Provincia chica que impulsaban cipayos y anglófilos locales y foráneos por igual.

Torres, en ejercicio del poder ejecutivo del Territorio Nacional aquel 26 de abril de 1990, fue el primer gobernador de la Provincia, soportando luego la ignominia de la intervención inconstitucional que produjo el gobierno de Menem cuando Tierra del Fuego ya había adquirido aquel status provincial.

El Pueblo no debe olvidar que ese insulto porteño al federalismo y a nuestra provincia que significó aquel golpe de estado, fue facilitado por la falta de coraje y por la interna rastrera de la legislatura y la convención constituyente local, que sin escrúpulos, permitieron aquella lesión a la autonomía provincial, aceptando temerosas y sumisas la usurpación del poder por parte del facineroso Fariña y la banda que lo acompañó.

El 26 de abril no debe ser efeméride nostálgica y hueca, antes bien, llama viva de coraje y patriotismo, ejemplo y estimulo para que las nuevas generaciones de jóvenes fueguinos tomen la posta, y asuman la responsabilidad política que les impone esta hora aciaga de la Patria.

En nuestro suelo austral nuestro rol radica en recuperar la moral épica de la Provincia grande para la construcción de una corriente de pensamiento y acción política que desplace a la dirigencia banal y chata actual, para, sin demoras, poner en marcha el desarrollo futuro de las formidables potencialidades económicas y geopolíticas de nuestra región, en miras a la radicación planificada de cientos de miles de argentinos para la consolidación de la soberanía nacional, sin olvidar que nuestro destino atado esta a la liberación de la Patria bajo las tres banderas de la revolución en paz: Soberanía política, independencia económica y justicia social.

Restauración Comunitaria Peronista. RE.CO.PE.

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